Una de tantas buenas historias se dio en Estados Unidos, cuando íbamos a hacer la apertura del restaurante en Queens. Don Alfredo nos contaba que tenía como costumbre en sus aperturas en Pereira o Medellín, hacía un recorrido por las calles con una caja de Frisby en sus manos, haciendo publicidad. Justo cuando íbamos a abrir, Don Alfredo tomó una caja de Frisby, cuando empezamos a hacer la apertura, las filas eran inmensas, habían cuadras de filas de colombianos que vivían en Nueva York, incluso esperando hasta 3 horas su pedido, porque la gente quería llevarse su Frisby.

Don Alfredo siempre de su espíritu genuino y en su manera de disfrutar cada momento, disfrazábamos de manera temática las oficinas. Alguna vez lo abordé y le conté sobre la idea y lo invité a hacer el recorrido por las diferentes áreas de la empresa. En la planta de preparación la temática fue la fonda. Como niño pequeño, se tomaba fotos en la fonda antioqueña, con las botas, la ruana, sentado en el jeep, siempre disfrutando de estos momentos especiales con el equipo, riendo, disfrutando y reconociendo el placer de las pequeñas cosas.

En 2018, cuando fuimos a reclamar el premio Portafolio por Gestión del Talento Humano, un 29 de noviembre en el club El Nogal, un evento con alto nivel de protocolo, era abordado por muchas personas que querían foto con él. Una periodista lo invitó a una sala para tomarse una foto, pero él dentro de su inocencia y de ser genuino, no tenía idea de que iban a recibir el premio, pero él pensaba que era una foto como cualquier nominado, pero siempre desde la posibilidad de dejarse sorprender, recibió con mucha satisfacción este reconocimiento.